miércoles, 6 de abril de 2011

AHT, atzerapen edo aurrerabide?

El pasado Sábado Dromedario Rojo estuvo en la manifestación anti-TAV en Iruña, que contó con un gran apoyo  a la vez que estuvo acompañada de un más que considerable contingente policial (me pregunto por qué en las manifestaciones anti-aborto, sin embargo, no hay ningún agente). En fin, sinceramente a mi si me preguntan TAV ¿si o no?, no sabría bien qué responder porque al igual que la mayoría de la población, no conozco lo suficiente para hablar al respecto. No obstante, gran parte de la población siempre habla y opina, en consonancia con su ideología política, de un tema del que apenas ha oído hablar en las noticias. Yo estaba en la manifestación por los dos jóvenes zizurtarras a los que pretenden meter 2 años en la cárcel por hacer unas pintadas anti-TAV, mientras que, por ejemplo, me fijé que paralelamente han condenado a 2 años y medio a un hombre por abusar de una empleada, lo cual considero que es ligeramente más grave. Así funciona la justicia...
Pero en fin, no vamos a dejarnos influenciar por los estereotipos políticos y busquemos una visión objetiva del tema:
Opinión en contra:

-El TAV ocasionará daños irreparables al medio ambiente: efecto barrera, brutal impacto sonoro, brutal impacto visual, ocupación de tierras, destrucción de acuíferos, aumento del consumo energético, infinidad de escombreras, afección a ecosistemas de alto valor ecológico… 
-El TAV acentuará el desequilibrio territorial: contempla únicamente la conexión rápida entre capitales, incrementará la aglomeración de población en grandes zonas macro-urbanas y ocasionará graves perjuicios a la agricultura y al modo y calidad de vida de los municipios y comarcas intermedias, que le servirán de mero soporte físico. 
-El TAV acaba con el concepto de transporte ferroviario como servicio público y universal: lo pagaremos entre todos pero, en función de los recorridos y el precio del billete previstos, tan sólo podrán utilizarlo unos pocos. 
-El TAV tendrá un efecto regresivo en la distribución de la renta y el gasto social: y es que se trata de la mayor y más cara infraestructura jamás proyectada en este país. El gasto final de la “Y vasca” rondará los 6.000 millones de euros, es decir; el presupuesto del departamento de Vivienda del Gobierno Vasco para 24 años; el de Cultura para 25; el de Agricultura, Pesca y Alimentación para 40… Con ese dineral podría financiarse un transporte público de calidad para el conjunto de la población, así como responder a muchas otras necesidades sociales. Necesidades que, de llevarse a cabo este proyecto, continuarán desatendidas. 
-El TAV no solucionará los graves problemas de tráfico y transporte existentes: por una parte, desatiende los desplazamientos intracomarcales, que son el 97% de los desplazamientos diarios motorizados, y por otra, ni siquiera hace frente al crecimiento anual del número de camiones que circulan diariamente por nuestras carreteras. Más bien al contrario, el TAV forma parte de un gigantesco plan de infraestructuras de transporte que incluye autopistas, superpuertos, plataformas logísticas y un largo etc. y cuyo objetivo no es otro que el aumento del transporte de mercancías como negocio. Por lo que el TAV no sólo no contribuirá a descongestionar las carreteras, sino que contribuirá a agravarlo. 
-El TAV fomentará la precariedad laboral y facilitará la deslocalización industrial: tanto el TAV como el conjunto de grandes infraestructuras de transporte están directamente relacionados con la internacionalización y la globalización de los mercados y la economía así como con el incremento de la precariedad laboral y la deslocalización industrial derivada de las mismas. El TAV contribuirá a apuntalar la hegemonía del sector servicios en detrimento del primer y segundo sector y convertirá a nuestro país en zona de paso de mercancías. Con ello acentuará la situación de dependencia estructural que padece Euskal Herria y alejará la posibilidad de un desarrollo auto-centrado.
Opinión a favor ( Raúl Veleia, 17/01/2009):

 

Como vasco de pura cepa que dirían algunos, me siento con el derecho y la obligación a opinar acerca de lo que quiero para mi comunidad autónoma. Es por ello que ante la mentira que algunas agrupaciones tratan de colar, exponga mi postura ante la Y griega vasca.

 

Y es que es mentira que todos los vascos rechacen la idea del tren de alta velocidad en Euskadi. Somos muchos los que vemos las ventajas que nos va a proporcionar este medio de transporte, pero sectores nacionalistas por no decir independentistas quieren callarnos la boca celebrando manifestaciones en contra del proyecto y dando a entender que ningún vasco lo quiere.

 

Podría decir que no entiendo la postura de estas personas, pero lamentablemente lo sé muy bien. El implantar el TAV implicaría unirnos con España y reafirmar nuestra pertenencia a ella, lo que los sectores independentistas no se pueden permitir. El instaurar algo que ellos no consideran propio sino una imposición, como pasa también con Bolonia en el caso de la UPV, es demasiado grave.

 

¿O es que creíais que les mueven propósitos medioambientales? Nunca he visto a ETA matar por unos campos, sino que en su ideario está el asesinato de todos los que pretenden españolizar el país vasco. Ignacio Uria Mendizábal era un empresario dedicado a la construcción de esta línea ferroviaria. Por eso lo mataron.

 

No nos equivoquemos. El tav nos va a unir a España, y eso quieren evitarlo a toda costa los defensores de los asesinos. Porque en ningún momento condenaron el atentado aquellos que se pasean por Vitoria pidiendo que no se construya el Tav.

 

Si yo por un casual les hubiera apoyado en los inicios (cosa que no pasaría, pues creo en el progreso de traer esa línea a Euskadi), nada más enterarme del asesinato de Uria Mendizábal habría apoyado hasta la muerte la implantación del tren de alta velocidad. Pero ese no es el caso, ya que mi postura ha sido firme desde el primer momento.

 

Apoyo al tren de alta velocidad porque nos conectará de manera efectiva con el resto de nuestro país. Porque acortará las distancias entre las capitales. Porque traerá un flujo de turismo que nos es necesario para avanzar económicamente. Porque la inversión en las obras es una inyección de dinero a la economía vasca. Y porque soy español, cojones.

 

Y no me callaran salvo con un par de tiros en la cabeza como a Ignacio. No me voy a someter a la voluntad de unos iluminados que quieren destruir nuestro país, que quieren sumirlo en el atraso más absoluto. Voy a pensar por mi mismo sin miedo, que es lo que deberían de hacer el resto de vascos y vascas ante la estrategia de intimidación de las concentraciones del día 15 y la manifestación en Vitoria del 17.

 

Y es que ellos mismos demuestran cual es su ideología separatista al considerar esta manifestación como una manifestación de carácter nacional. ¿Perdón? ¿Desde cuando Euskadi es una nación y no una comunidad autónoma? La misma palabrería que usa ETA y por la cual asesina a todas las personas que les da la gana. Solo que AHT Gelditu Elkarlana todavía no se dedica a matar, y aún nos engaña con la excusa del elevado coste, y del impacto ambiental.

 

Pasó lo mismo con el museo Guggenheim de Bilbao, cuyas obras estuvieron amenazadas por ETA. La oposición de aquellos que no quieren que al País Vasco venga el turismo, que quieren cerrar Euskadi al mundo. Ahora es el tren de alta velocidad. ¿Qué va a ser lo siguiente?

 

Porque habrá más oposición y más muertes con cada proyecto que quiera llevar a Euskadi al nivel que se merece. Una manera irracional de actuar de aquellos que anteponen su patria a todo lo demás. Pero claro, lo que se pretende es generar el caos y mostrar rechazo.

 

 

 Cada uno que piense lo que le parezca.

 

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