lunes, 24 de septiembre de 2012

"La cuestión fundamental de todo sistema político es la legitimidad del sistema"


La cuestión fundamental de todo sistema político es la legitimidad del sistema. Como ha escrito S. M. Lipset:

La legitimidad supone la capacidad del sistema para engendrar y mantener la creencia de que las instituciones políticas existentes son las más apropiadas para la sociedad. (…) Mientras que la efectividad es primariamente instrumental, la legitimidad es evaluativa. Los grupos consideran un sistema político legítimo según el modo en que sus valores se ajustan a los suyos.[1]

Si examinamos la sociedad política occidental en el siglo XX, podemos identificar al menos siete factores que, en varias combinaciones, han provocado la inestabilidad social y la consiguiente pérdida de legitimidad del sistema político.
1. La existencia de un problema “insoluble”. El problema de la desocupación del decenio de 1930 fue contemplado por la mayoría de las sociedades como insoluble. Evidentemente, pocos de los regímenes democráticos burgueses sabían qué hacer para combatir la crisis económica. Toda la sociedad occidental estaba sumergida en la crisis por entonces. Solo la aceptación de políticas económicas heterodoxas permitieron a estas economías recuperarse. La crisis, obviamente, fue una de las fuerzas que llevaron al fascismo en el decenio de 1930.
2. La existencia de un estancamiento parlamentario. En Italia, Portugal y España, en las décadas de 1920 y 1930, la persistencia de un estancamiento parlamentario, creado por la polarización de fuerzas en la sociedad, impidió todo gobierno efectivo y contribuyó a crear una sensación de desesperanza en el pueblo que cristalizó en la acción de masas, el dictador autoritario o el golpe militar.
3. El crecimiento de la violencia privada. En Alemania y otros países, la creación de “ejércitos” privados y el aumento de la violencia desatada en las calles, no controlada por el gobierno, llevó a la quiebra de la autoridad.
4. La disparidad de sectores. La rápida industrialización en algunas zonas  y el retraso agrícola en gran escala en otras han llevado a una continua inestabilidad.
5. Los conflictos multirraciales o multitribales. Fuentes obvias de inestabilidad han sido los conflictos en la India entre hindúes y musulmanes antes de la partición, y posteriormente entre diferentes grupos lingüísticos; en Nigeria entre las regiones que representaban a diferentes tribus; en Bélgica, entre flamencos y valones; en Canadá, entre ingleses y franceses, etc.
6. La alienación de la intelectualidad. Las élites culturales son portadoras de los símbolos integradores de la sociedad, y el desencanto de esos grupos ha sido una característica de casi toda situación revolucionaria. La derrota de batista fue en gran medida el resultado de la oposición al régimen de las clases medias de la sociedad cubana.
7. La humillación en la guerra. Una derrota aplastante a menudo provoca el derrumbe de un sistema político, como ocurrió en la Alemania imperial y la Rusia zarista, pero una derrota parcial (o que se siente humillante) puede ser igualmente desintegradora. La derrota de Rusia por Japón en 1905, que fue el primer caso de una potencia occidental derrotada por una nación oriental desde las invasiones de Gengis Kan y Tamerlán, significó una gran humillación psicológica para el país. En América latina, la primera revolución desde que los mexicanos derrotaron al anciano dictador Porfirio Díaz (en 1910) se produjo solo en 1952, con la revolución nacional boliviana, a pesar del surgimiento anterior de movimientos socialistas, comunistas, populistas e indigenistas entre las dos guerras mundiales y durante la crisis. Sobrevino después de la derrota del país en la Guerra del Chaco, derrota que sacudió las expectaciones y los valores corrientes de la sociedad y llevó a la masa de jóvenes blancos de clase media, y cholos a rechazar completamente la política y los partidos tradicionales.

Y dentro de este marco, ¿qué podemos decir del sistema político-económico vigente?

Fuente: “Las contradicciones culturales del capitalismo”, Daniel Bell – Alianza Universidad, 1977; pp. 174-175.



[1] S.M. Lipset, Political Man (Garden City, N.Y., Doubleday, 1960), p. 77.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Perón, Perón


Cuenta la historia que alguna vez venía por un camino el vehículo de Lenin, cuando de pronto llega a una bifurcación. El chofer, entonces, le pregunta al camarada presidente para dónde seguir; la respuesta fue inequívoca: “ponga la luz de giro a la izquierda y doble a la izquierda, camarada”. Instantes después llega a la misma bifurcación Ronald Reagan; preguntado por su chofer qué camino tomar, la respuesta fue igualmente contundente: “ponga la luz de giro a la derecha y, por supuesto, doble a la derecha”. Llegado a ese punto Juan Domingo Perón, ante la pregunta del chofer la salida fue“ponga la luz de giro a la izquierda y doble a la derecha”.


martes, 11 de septiembre de 2012

Uno

"Toda la tierra
es una sola alma.
Somos parte de ella.
No podrán 
morir nuestras almas.
Cambiar si que pueden 
pero no apagarse.
Una sola alma somos
como hay un solo mundo."

Regativa mapuche