domingo, 29 de julio de 2012

Presidente Julio Roca o alabar a un asesino







Este miércoles, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó el nuevo billete de 100 pesos con la imagen de Evita Perón, y, a 60 años de su fallecimiento, anunció su intención de que este nuevo modelo reemplace al actual que, desde 1992, lleva impreso al genocida Julio A. Roca.

Originario de Tucumán y dos veces presidente de la Argentina, resaltó años antes por ser el héroe de la llamada “conquista del desierto”, así llamada por tratarse de la conquista de allí dónde la raza blanca aún no se había asentado.  
En medio de las distintas trifulcas internas que azotaban al joven Estado Nacional argentino, que por aquel entonces incluía menos de la mitad de su territorio actual, los indios mapuches comenzaron a llamar la atención por sus continuos ataques a caballo hacia las estancias aledañas, de las cuales sustraían ganado para venderlo en Chile y secuestraban mujeres, quienes eran trasladadas a los asentamientos indígenas.
Con 31 años, en 1874, Roca ya era General, y desde la Comandancia de Frontera del Interior, criticaba el Plan del Ministro Alsina, más defensivo, para luchar contra los indios y adelantaba las bases de lo que sería su plan de campaña para conquistar el “desierto”. Por entonces, Roca le escribía al Ministro de Guerra: “A mi juicio, el mejor sistema para concluir con los indios, ya sea extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del Río Negro, es el de la guerra ofensiva”.
Muerto Alsina en 1877, el presidente Nicolás Avellaneda designó a Roca Ministro de Guerra. Éste, preparó una caballería con 6.000 hombres y desde julio de 1878 realizó una verdadera “razzia” en el desierto, que dio como resultado 4 caciques presos, 1.250 indios muertos y más de 3.000 prisioneros. Hubo una segunda campaña en 1879. De acuerdo con la Memoria del Departamento de Guerra y Marina de 1879, en total, se tomaron prisioneros 5 caciques principales y uno fue muerto (Baigorrita), 1.271 indígenas de lanza fueron tomados prisioneros, 1.313 indios de lanza resultaron muertos, 10.513 indios de chusma fueron tomados prisioneros, y 1.049 indios fueron reducidos. De los 10.000 hechos presos, unos 3.000 enviados a Buenos Aires, donde eran separados por sexo, a fin de evitar que procrearan hijos. Las mujeres fueron dispersas por los diferentes barrios de la ciudad como sirvientas, mientras una parte de los hombres fueron enviados a la isla Martín García, donde murieron, en su gran mayoría, a los pocos años de reclusión.

Cuando la expedición finalizó, la amenaza del indio había sido extinguida y se habían capturado 20.000 leguas de tierras aptas para la agricultura y la ganadería. Con la Campaña del Desierto, Roca ganó popularidad y allanó su camino a la presidencia, cargo al que accedería con tan sólo 37 años.

“Estamos como nación empeñados en una contienda de razas en que el indígena lleva sobre sí el tremendo anatema de su desaparición, escrito en nombre de la civilización. Destruyamos, pues, moralmente esa raza, aniquilemos sus resortes y organización política, desaparezca su orden de tribus y si es necesario divídase la familia. Esta raza quebrada y dispersa, acabará por abrazar la causa de la civilización.”, Julio Argentino Roca

El hombre blanco se ha querido adueñar del mundo, ha llegado como “conquistador” a tierras extranjeras auto-otorgándose el derecho de adueñarse de estas destruyendo las culturas locales y sometiendo a los aborígenes a sus costumbres, por ende “superiores”. No quieren reconocer que son inmigrantes, que lo eran entonces y que aún lo siguen siendo.

“Era la mentalidad de la época”, es una excusa con frecuencia repetida… Lo que ocurre es que esa mentalidad ha sido heredada y va a seguir perviviendo si se seguía homenajeando a un asesino en símbolos nacionales tan banales como el billete de 100 pesos. 

¡BASTA DE EUROCENTRISMO, RACISMO Y DISCRIMINACIÓN!


Sobre Roca:

La "conquista del desierto":

Racismo en Argentina:

miércoles, 25 de julio de 2012

Indignados

90 páginas. 90 páginas, ocupa el decreto-ley de medidas urgentes que, el pasado jueves, el Congreso de los Diputados validó. Sin anestesias ni debate, así, de un plumazo, nos han encasquetado 90 páginas de recortes. Acción-reacción, el mismo jueves volvimos a vivir un segundo 19-J, pero esta vez en julio, y durante el cual tuvieron lugar unas de las mayores movilizaciones en tiempo.  Particularmente, creo que muy pocas veces las calles de Pamplona habían visto una movilización de la izquierda NO-abertzale de estas dimensiones.
El eterno debate y dilema moral del economista coetáneo: recortar o no recortar, ¡esa es la cuestión!  Cierto es que, a día de hoy, los efectos de los recortes han sido contraproducentes. “Lógicamente contraproducentes”, defienden importantes economistas mundiales, los cuales exasperadamente nos avisan del “autosuicidio” que estamos cometiendo. “Keynes se revuelve en su tumba”. Sin embargo, los responsables piden paciencia, alegan que “no estamos en condiciones de crecer” porque hay algo que es aún más sofocante que el paro: “la deuda”.
Hoy mismo era portada: “Cataluña pide su rescate. La Generalitat da el paso asfixiada por 42.000 millones de deuda”. Se une así a Valencia y Murcia (la costa Este completita…), y agrava aún más la desconfianza en la solvencia española. Las comunidades autónomas, probablemente una de las mayores migrañas del actual gobierno, a lo que hay que sumar cajas de ahorro,  bancos, primas de riesgo, y, al fin y al cabo, presión social. A veces, las protestas, nos dan a entender que los recortes son algo voluntario y evitable, como si lo hicieran “por joder”, pero no creo que estén las cosas como para bromear.  La burbuja económica creaba ingresos fiscales que ya no existen y el gobierno no puede gastar como en 2007 porque ya no ingresa como en 2007. Pero, “¿por qué pagar algo de lo que no somos culpables?”. A todo el mundo le gusta sentirse de los “buenos”, de los “valientes”, “justos”, “protectores de los oprimidos”, “salvadores de la patria”.  ¿Fuimos víctimas de una mala gestión? A día de hoy hay much@s indignad@s con los recortes, sin embargo, no creo recordar que en los años 2000-2007 hubiese nadie manifestándose contra el endeudamiento y el gasto (privado, España modelo de Estado neoliberal presentaba superávit entonces; la deuda viene de la caída de los ingresos) o a favor del equilibrio presupuestario. Bueno que seguramente ninguno se compró un jet particular o una mansión en el Caribe, pero ¿cuántos se compraron un segunda vivienda, un segundo vehículo o alquilaban cada verano un apartamento en Benidorm, sin preguntarse las consecuencias macroeconómicas que en un futuro tendría esta tendencia? Y si eso lo multiplicas por los 40 millones que habitan España…
“Las personas antes que la deuda, no a la tiranía de los mercados”, fue uno de los lemas del 15 M, el cual tendría toda la coherencia del mundo si los manifestantes se mostraran en contra de cualquier tipo endeudamiento. Y es que la alternativa a no tener jamás la obligación (la “tiranía”) de devolver el dinero prestado es nunca pedir un préstamo, y ¿quién está como para dejar de pedir préstamos? La vieja herramienta de incentivo al consumo de masas que tan inculcada tenemos… Los mercados no son ni buenos ni malos, son económicos, y si les debes dinero lo más lógico es que te lo pidan de vuelta.
No obstante, tampoco creo que las autoridades nos estén llevando “por el buen camino”. Los recortes no nos sacarán de la crisis y es que se está aplicando un enfoque conyuntural a un problema estructural.  Jorge Ramón Muñoz hace una excelente comparación de la situación actual de España con la Fórmula 1. Cada año, los distintos equipos participantes en el campeonato diseñan un nuevo coche con el que competirán a lo largo de toda la temporada. Sin embargo, este no tiene por qué funcionar bien a la primera, por lo que va estar sujeto a distintos ajustes que se le irán realizando. Se intenta adaptar el coche a las condiciones particulares. En el caso de España, lo que se está intentando hacer es que “un coche desfasado (nuestro modelo productivo) sea capaz de ir tan rápido (crecer) como el resto de nuestros competidores (otros países de la Eurozona) simplemente a base de hacer ligeros cambios (recortes en el gasto) pero sin cambiar el mismo modelo de coche desfasado (nuestro modelo productivo) desde los últimos ocho años”. Probablemente pospondrá la atención de los mercados, pero desengañémonos “subir los impuestos hasta unos niveles abusivos no va a hacer que el sector privado repunte, aumentar el número de alumnos por clase no va a mejorar la educación de los mismos ni va a servir para que mejoremos en los rankings de educación de la OCDE, recortar en I+D no va a hacer que nuestra economía se modernice, recortar en sanidad no va a hacer que el servicio mejore, o de la misma manera que el copago no va a hacer que se cree empleo”[1]. Y mejor no hablemos de corrupción...
Me indigno un poco con todo.