sábado, 29 de octubre de 2011

Iraultza bat eraikitzen


“Lo que pretende una auténtica revolución es transformar la realidad que propicia un estado de cosas que se caracteriza por mantener a los hombres en una condición deshumanizante.”, Paulo Freire.
La RAE define el término revolución como el cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación. No sé si pretende darle a la palabra “violento” otro significado distinto al habitual, pero de todas formas, yo hubiese utilizado “brusco” o “profundo”, ¿acaso no puede ser una revolución pacífica?,  por otro lado, voy a quedarme con “cambio” como palabra núcleo de la definición. ¿Cambio de qué? : “cambio de las instituciones políticas, económicas,… de una nación”, de lo cual sacamos  en claro que este cambio va a hacer referencia a la transformación de una sociedad humana. Desde luego, todas las sociedades de esta complejidad son humanas y todos los humanos necesitan agruparse en sociedad. Por lo tanto, el ser humano, animal social, y para muchos también animal político, es decir, en la obligación de participar activamente en la organización del funcionamiento de la “polis”, encuentra en la revolución un fuerte vínculo. ¿La revolución, profundamente humana? ("Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas", decía Víctor Hugo), al menos debería ser algo a plantearse, entre otros motivos, debido a que, lejos de lo que defendía Bakunin, la humanidad no va inevitablemente hacia una nueva forma de sociedad, por lo que la construcción de la revolución, de ser necesaria, queda en manos de los concernientes a este conflicto, es decir, en nuestras manos. Pero, ¿cómo construir una revolución que transforme la realidad deshumanizante, en un mundo más humano y por lo tanto mejor?
Desde mi punto de vista, en ciertos matices, este podría considerarse uno más de esos interrogantes que resulta más fácil plantear que contestar, toda una pregunta “filosófica”, por ser de carácter universal, es decir, que toda persona, de una u otra manera, alguna vez se ha realizado en su vida; al cual se pueden dar varias respuestas pero cuya “verdad absoluta” nadie posee. Así, toda respuesta a este interrogante va a ser meramente una posibilidad, es decir, una hipótesis. Y, ¿se podrá comprobar la veracidad de estas hipótesis? Desde luego, muchos pensarán que sí e incluso pondrán ejemplos al respecto, pero entonces, ¿por qué filósofos y pensadores de todo el mundo siguen inquietantemente buscándole una respuesta?

No voy a atreverme a formular una hipótesis, pero si me gustaría analizar y comparar brevemente dos casos concretos de la actualidad revolucionaria, lo cual quizá nos ayude a sacar ciertas conclusiones.
Por un lado, más veterano, veamos el caso de la “izquierda abertzale”, el conflicto vasco y su particular revolución. El pasado domingo se juntaron en Bilbao unas 40 mil personas (24 mil según la policía municipal, 50 mil según los organizadores), exigiendo la independencia entre otros reclamos, y movilizadas por supuesto por todo lo que es la izquierda abertzale y su entorno. Yendo más para atrás, a principios de año se dio otra manifestación, también en Bilbao, con cifras similares, esta vez se reclamaba el acercamiento de los presos políticos vascos (también llamados presos etarras). Resultan cifras impresionantes ¿verdad? ¿Cuántas veces se habrá logrado movilizar a tanta gente en la defensa de los derechos (no nos olvidemos que siguen siendo personas), de gente que ha cometido asesinatos u otros crímenes?
Trabajo. Mucho trabajo y de muchos del cual, aun siendo un detalle sin importancia, destaco que contrariamente a los planteos supuestamente marxistas de la izquierda abertzale, ha seguido una línea más propia de anarquistas. Como defendió Bakunin, construyendo la revolución “de abajo hacia arriba”. Bakunin defensor de una revolución basada en la concienciación de la sociedad, en la que no se imponga la igualdad desde arriba sino que a esta se llegue como decisión de la propia sociedad, plantea la revolución “de abajo hacia arriba” en base a la libre asociación. Batasuna, K.A.S., Jarrai, Xaki, Askapena, LAB, Ikasle Abertzaleak, Segi, AHT Gelditu, gaztetxes, herrikos… parecen casi innumerables, la izquierda abertzale cuenta con una presencia que va desde la política a los institutos, pasando por la ecología o el sindicalismo. Y esta compleja estructura muchas veces no ha contado con la coordinación de una cúpula o un líder, atacados estos por los distintos organismos estatales, sino que ha tenido su origen y ha sobrevivido desde la iniciativa popular. La izquierda abertzale ha sabido inspirar en sus partidarios una confianza férrea de tal manera que estos ya no miran a componentes o líderes, sino que ven en esta una unión de ideas revolucionarias y transgresoras, unión de la que se sienten integradas y de la que jamás se desvincularan. Por otro lado, una vez ya dentro de ciertos extremismos, también resulta crucial el odio propio del nacionalismo hacia cualquier otro que suponga un “enemigo” a la causa abertzale, odio de ciertos tintes racistas que progresivamente crea una sentimiento de peligro, de soledad motivando la acción. ¿Su secreto?: ¿buena propaganda?; ¿haber sabido favorecerse de las condiciones que ha atravesado su lucha?; o quizá simplemente, ¿el carácter vasco?

Por otro lado, van a estar los igualmente mediáticos pero más inmaduros, “indignados”. Su  capacidad de movilización creo innecesario tener que nombrarla. Nacen de ciertos colectivos universitarios que se van a unir bajo una consigna clara: regenerar y dar vida a una democracia esclerotizada y secuestrada por los propios partidos que la protagonizan. Pero más que sus planteos políticos, va a ser su revolucionaria forma de luchar por ellos, además del apoyo propagandístico que le darán las redes sociales, quienes le garanticen su enorme suceso. Conformados como un grupo heterogéneo en el que se pretende establecer un diálogo lo más abierto posible entre sectores de la población que habitualmente no mantienen ningún tipo de comunicación, los “indignados” van a llegar así a todos los rincones de la sociedad, incluso a los más inusitados. Carecientes de líderes (cuestión que pondrá en duda su rumbo), van a preparar interlocutores mutuamente permeables que se vayan avezando a un diálogo entre personas y que no se mantendrán regularmente, es decir, en su empeño estará presente un aspecto informalmente pedagógico. En cuanto a lo ideológico, se ha pretendido que la influencia y peso en los debates procedan de ongs, fundaciones o instituciones asistenciales. De ser así, el ambiente sería más propio del mutualismo y de la benevolencia que de la pretensión de poder y el ansia de dinero. Todo un ideal que no siempre se ha cumplido. En primeras instancias, uno de los grandes debates planteados en el movimiento “¡Democracia Real Ya!” ha sido si política y economía forman un bloque que ha de considerarse conjuntamente, o se trata de campos diferentes que no conviene mezclar. Se ha hablado de que la política sin la economía queda privada de uno de sus más importantes contenidos, o de que la economía ha de ser democrática. No obstante, la fusión entre estos dos ámbitos conduce peligrosamente a un populismo cuya deriva hacia el totalitarismo no resulta fenómeno desconocido. Baste pensar en algunos países latinoamericanos (Venezuela, Bolivia,…) en los que el riesgo inmediato para la democracia es precisamente el intervencionismo económico. Pero, en definitiva, el gran problema de los “indignados” es una de sus características más particulares: el haber salido prácticamente de la nada.   La inexperiencia, la falta de preparación y de una estructura bien organizada que pueda conducir al movimiento, ha dado lugar por un lado a que demasiados vagos, tomándose el movimiento como una fiesta y creyéndose que este tenía como fin hacer desaparecer a todo “opresor” que le hiciera trabajar “más de la cuenta”, se han infiltrado entre sus filas. Por otro lado, el nivel intelectual y la altura política son muy desiguales: está presente una minoría muy bien preparada, pero, sin embargo, el ambiente general es de inmadurez y hasta de ingenuidad.

Ambos de indiscutible suceso. No quiero ser un perfeccionista intolerante, aunque siempre conviene analizar y reflexionar todo en vista a lograr mejorar. De positivo, sacamos por un lado en la izquierda abertzale, su  estructura y organización, y de los “indignados”, su base moral-ética y su apertura y llegada. De negativo, de los primeros, un nacionalismo intolerante, y de los segundos, su poca preparación e inmadurez. ¿Qué sacar de conclusión de este brevísimo análisis?, ¿Qué la revolución se construye de “abajo hacia arriba” a través de la concienciación que dé paso a una compleja y organizada estructura revolucionaria, todo esto siempre en  base a una moral y a unos valores? Al fin y al cabo, que cada uno se saque sus propias conclusiones.


jueves, 20 de octubre de 2011

Amesgaiztoaren amaiera



"Hegoak ebaki banizkio 
nerea izango zen, 
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite."


Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no hubiera escapado. Pero así, habría dejado de ser pájaro. Y yo... yo lo que amaba era un pájaro. Me entra siempre la melancolía cuando escucho esta canción. Se me vienen a la cabeza los montes verdes del Baztan, el sol saliendo al fondo, y luego, ya en el ocaso, veo la costa de Bermeo, la ikurriña agitándose con el viento.  Y pienso, ¿cómo hemos podido hacerle esto a nuestra propia tierra?, a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestra gente, al ser humano... cuánto sufrimiento, cuántas vidas destrozadas y ¿para qué?

Me imagino al preso que desde su celda mira el atardecer, y se ve de joven, idealista, revolucionario, con un sueño, y que luego recuerda aquella expresión de dolor, ese grito de desesperación, esos ojos de angustia que puso el día que le pegó un tiro. ¿Mereció la pena? Que ingenuo que había sido... 
Me imagino a la madre que espera a su hijo, a la mujer que espera a su marido, al hijo que espera a su padre, convencidos de que tan solo fue un mal sueño, que volvería como siempre, que le podría volver a besar, que volvería a contarle un cuento y a arroparle en su cama, que podría al menos despedirse de él y decirle cuánto le quiso...
¿Liberar esclavizando a otros? "Mi libertad es función de la libertad de todos. La opresión de los unos tiene como corolario la esclavitud de los otros. Sólo soy humano y libre yo mismo en tanto reconozco la libertad y la humanidad de todos los hombres que me rodean." (Miguel Bakunin, 1814-1876). 
¿Cómo voy a ser libre si el odio, el dolor y el remordimiento me aprisionan? ¿Acaso soy más libre por devolver el daño que a mí me hayan podido hacer?¿Cómo he podido caer en el egoísmo y la ingenuidad de creerme libertador de mi pueblo, basando mi actuar en la ley del talión? En la violencia indiscriminada, en la persecución, la amenaza, el asesinato.  Olvidándonos de todo esto, dejamos de luchar por la libertad de un pueblo a ser los verdugos del mismo. Poco a poco nuestra humanidad se degradaba, y cuando nos quisimos dar cuenta quizá era ya demasiado tarde, y nuestras lágrimas no arreglarían nada. Esa ha sido nuestra tragedia y la de miles y miles de personas. 
Y el pueblo no olvidará, y las heridas seguirán abiertas, y depende solo de nosotros el que no ocurra como ha ocurrido con las víctimas del franquismo. ¿Para qué prolongar el rencor?
Sólo se es libre en una sociedad libre. Romper con todo y dejarse de todo individualismo fundando nuestro accionar político en una ética de la solidaridad. Al final del túnel, la luz se hace cada vez más intensa y recuerdo otra canción. Esta me llena de esperanza. 

Herri ikustezin hontan itzalekin jolasten
neu izaten saitzen
geroa margozten
nire ezintasun denak
behin da berriz kantatzen
egunsentia
bide hau sentitzen.
Denok ez dugu berdin
kontatzen istoria
zaila da ulertzea
bestearen egia
baina kantatu nahi dut zapalduen olerkia
estalita duten
samin guzti.
Ohe hutsei amaren malkoei
lapurtzen diguten denbora iheskorrari
burdin hotsei aitaren beldurrei
sufritzen dugunoi.
Txikitatik entzuten
zer izan behar garen
indarrez inposatuz
zer maitatu behar den
baina kantatu nahi dut zapalduen olerkia
estalita duten
samin guztia
lagun minei bakardadeari bizigabe utzitako
une bakoitzari
izan zirenei
gaur gareneri
izango direnei
esaidazu maitea
dena aldatuko dela
bihar ere nirekin egongo zarela
eta ondorengoek
ez dutela sekula kantu hau kantatuko
malkorik botako esan maitea
esan laztana
entzun nahi dudana
esan laguna.
Istripuei
berri txarrei
bidean galdu ditugun lagun guztiei
gugatik dena eman dutenei askatasun haizeari
zuei
haizeari
zuei, zuei, zuei.

En este pueblo invisible
jugando con las sombras
intentando ser yo
pintando el después
toda mi impotencia
cantando una y otra vez
al amanecer
sintiéndome más cerca.

Todos no contamos

igual la historia

es difícil de entender

la verdad del otro

pero quiero cantar

"el poema de los oprimidos" (zapalduen olerkia)
todo el dolor
que tienen oculto.

A las camas vacías
a las lagrimas de mamá
a ese tiempo que huye
el cual nos roban
a los fríos barrotes
a los miedos de papá
a los que sufrimos.


Escuchando desde pequeño
que tenemos que ser
imponiendo por fuerza
lo que amar
pero quiero cantar
"el poema de los oprimidos" (zapalduen olerkia)
todo el dolor
que tienen oculto.

Al dolor de los amigos
a la soledad
a cada momento que deje sin vivir
a los que fueron
a los que hoy son
a los que serán.

Dime, mi amor 
que todo va a cambiar
que mañana tambien
estaras conmigo
y nuestros descendientes
no van nunca
a cantar estar cancion
no soltaran lagrimas
dime mi amor
dime cariño
dime amigo
lo que quiero oír.

A los accidentes
a las malas noticias
a todos esos amigos que hemos perdidos por el camino
a los que han dado
todo por nosotros
al viento de libertad
a vosotros
al viento
a vosotros
a vosotros.







Así pues, ojalá algún día no tengamos que volver a cantar el poema de los oprimidos.


jueves, 6 de octubre de 2011

Hezkuntza, iraultzaren sustraia (Hausnarketa II)



Al menos ya habrás oído mencionar los recortes en educación que se han producido últimamente. Madrid, Navarra, Galicia y Castilla-La Mancha han presentado planes de ahorro. El otro día hablaba con un amigo, estudiante este del IES Plaza de la Cruz, y me comentaba como se habían hecho notar estos recortes, como ahora habían empezado a mandarles a casa antes que lo normal por la carencia de docentes. Indignado me contaba también, como había hablado con una amiga que no entendía por qué motivo se había convocado una huelga estudiantil. Esta, obviamente, frecuenta un centro privado. Indudablemente se tendrán que hacer recortes:  hay déficit, paro, necesidad de invertir, necesidad de crecer... pero indescifrablemente, por estupidez o por otros intereses de carácter más maquiavélico..., las reinversiones son contradictorias, al confiar de nuevo en los en gran parte culpables de reventar el equilibrio económico (los bancos), que no parecen interesados en financiar a emprendedores (clave para el crecimiento), y los recortes, ante esta crisis radical, atacan ahora (más bien, llevan atacando) a la raíz de la sociedad, la educación.

"Donde hay buena educación no hay distinción de clases", decía Confucio. Una vez conscientes de la necesidad de reestructurar, ya no solo la sociedad o el mundo, sino que conscientes de la necesidad de llegar a la radicalidad de reconstruir la integridad de la personalidad humana, tenemos que llegar ahora, a una mayor radicalidad a la hora de buscar caminos de salida y soluciones. "¡Indignaos!" y más tarde "¡Comprometeos!" ha dicho Hessel, y criticando su "excesiva moderación", otros han clamado "¡Revolución!", pero ambos han sido superficiales, irreflexivos y pasionales al decir esto y no se han preocupado en ir más allá.

La RAE define educación como la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes. Dicen que los niños son el futuro, los hombres y las mujeres del mañana. Y es que basta con analizar cómo funciona un colegio regular de un país, para poder adivinar con bastante precisión cómo funciona el país en general. Desorganización y relax en los centros escolares, dan lugar a un país un tanto caótico. Competitividad e "incentivismo" junto con carencia de valores, dan lugar a un país frío, utilitarista y enemigo de sí mismo. Por lo tanto, ¿qué pueden suponer la no reestructuración de la educación y los recientes recortes?: para empezar no supondrán una solución al déficit o al paro, sino que en todo caso serán un simple parche más a la economía, pero bueno ya estamos acostumbrados a las soluciones transitorias e inútiles. Por otro lado, y lo más grave llega aquí, en el largo plazo aumentarán las diferencias sociales, al afectar estos principalmente a la educación pública, favoreciendo la privatización de la educación (se nos fue el Estado del Bienestar), y la degradación progresiva que va a experimentar la enseñanza ante la ausencia de reacción, aunque parezca imposible, dará lugar a una sociedad aún más idiota que la actual. La educación se nos plantea pues como una solución que para algunos será demasiado sencilla, poco rocambolesca y poco atractiva, pero ¿quién puede discutir que no sea efectiva? 

Visto ya desde el individualismo, ante la sociedad de la información y de la consustancial manipulación de esta, el conocimiento, la formación se nos plantean como claves para esquivar el control del “Gran Hermano” y ser verdaderamente libres. Pero ante la obnubilación de gobiernos, que actúan inconscientemente sujetos a otros intereses (véanse estas declaraciones de un especulador a la BBC), y que, por ejemplo, aún mantienen intactos los fondos para el TAV, tren cuya rentabilidad ante la experiencia infraestructural española de trenes y aeropuertos vacíos, pongo en duda, la reacción tiene que venir de nuestra mano. La cosa es fácil, empieza por no limitarte a lo que te ponen delante.