viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Verdadera atrocidad?

El siguiente artículo ha sido escrito por un amigo que prefiere mantenerse en el anonimato:

Nunca me ha gustado el cine gore.

Las películas cuya única trama argumental es mostrar, de manera más gráfica e hiriente posible, el sufrimiento humano corporal siempre me han producido desagrado y aversión (y todavía lo hacen ahora).
Hay quien llega a opinar que estas cintas no son más que sublimaciones de implícitos deseos ultraviolentos, bien sea por parte de los creadores que conciben la idea como de los espectadores y actores que se "deleitan" con ellas.

Hace bien poco, sin embargo, leyendo los comentarios en un vídeo de YouTube acerca de la ley de economía sostenible, me quedé verdaderamente impresionado al ver uno de un "fan" de la saga Saw (si bien poco tenía que ver con el tema del vídeo en sí).

El usuario mostraba su indignación con respecto a la prohibición de la sexta entrega de la saga por parte de la Ministra de Cultura González-Sinde, hace ya dos años.
Éste no comprendía como podemos vivir en un país en el que se nos inyecta descaradamente la "telebasura" de manera constante y sin filtros, siendo totalmente banalizada y legitimada por toda la sociedad, tanto por adultos, como por jóvenes y ancianos (por cierto, España es el país con mayor índice de telebasura; véase http://www.elpais.com/articulo/opinion/Espana/lider/mundial/telebasura/elpporopi/20071130elpepiopi_12/Tes).
El autor prosigue analizando el hecho que los programas de "telebasura" no son más que un mero negocio (más marcado que cualquier otro), el cual se vale de cualquier recurso (falacia, manipulación, falseamiento, violencia verbal, engaño...) con tal de ganar audiencia, sea verdad lo que promulga o no.
De esta manera, se puede destrozar la reputación de un ser humano en un preciso instante, hacer teatro a lo grande, regirse bajo la ley de "el que grita más tiene la razón" y mentir más que un político; dicho con otras palabras, dejan completamente de lado el comportamiento más racional, propio de nuestra especie.
Todo ello durante las rutinarias tardes, noches, e incluso mañanas que cubren estos programas. Y además, viviendo un cierto colectivo (bastante bien) de ello.

Pero en cambio, una "producción cinematográfica que «sólo» muestra violencia ficticia" debe difundirse únicamente en cines X.
Una película que dura solo dos horas, que no es difundida más que en los cines durante un par de meses, y para la cual el espectador, el único que es susceptible (en todo caso) de "sufrir" viendo la película, debe de asistir por voluntad propia, es prohibida por potestad de la Ministra.

Dejando de lado la opinión del impulsor del género splatter, este ejemplo muestra muy claramente como los dogmas y las convenciones sociales ambiguas siguen estando muy presentes a día de hoy en nuestra sociedad.
Y, sobre todo, que conceptos como "subjetividad" o "banalización" juegan un papel muy importante en nuestra vida.
Al fin y al cabo, todo depende del enfoque que se les de a las cosas.

¿Acaso la ama de casa española media no se sentiría horrorizada si su hijo asistiese al cine a ver cualquier película que mostrase como se les tortura de la manera más inhumana a una persona, por mero placer? ¿Ocurriría lo mismo si se sentase junto a ella durante una tarde para ver "Sálvame Diario"?

Sigo opinando que el cine gore no es más que un producto absurdo y desagradable del ser humano, pero siento la misma o más repulsión hacia los programas de "junkspace", que muestran un ideal de incultura, inmadurez, sensacionalismo, manipulación, la ley del que grita más fuerte tiene la razón, etc., con el único fin que obtener beneficio económico fácil, rápido, y a costa de los demás.

Dicho esto, deberíamos replantearnos si la intersubjetividad que hemos aceptado socialmente como "objetiva" es la correcta, y si bajo dicha intersubjetividad reside el legítimo derecho de valorar lo que es admisible y lo que no en nuestra vida práctica.

¿Existe razón alguna para descalificar la violencia extrema y gráfica? ¿Por qué razón no para la "telebasura"?

Para finalizar, aunque deteste totalmente el cine gore, personalmente, y desde mi propia subjetividad, respeto a quienes lo aprecien, y tal y como dijo Voltaire "No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo",puesto que, como analizado anteriormente, "la verdad es relativa", y no sólo en este ejemplo, sino en todos los hechos analizables.





lunes, 21 de noviembre de 2011

El menos malo


La victoria era obvia. Todos ya lo sabíamos, y unos antes, otros después ya la habíamos aceptado. Intelectuales de izquierda, a lo largo de toda la campaña, han hecho notar su temor a un gobierno de derechas que además cuenta con mayoría absoluta. Su crítica se ha desarrollado en torno a la ingenuidad de que pueda haber un verdadero cambio. Pero más que ingenuidad, ayer en las urnas hubo miedo e incertidumbre, la gente busca a la desesperada una solución o como quien dice, está dispuesta a agarrarse a un clavo ardiendo. El PP no salió elegido por ser el mejor, sino que por lógica el partido que ha dirigido el país durante esta debacle no podría ser reelecto. En todo caso, podríamos decir que ha ganado por ser "el menos malo". También es obvio que la conciencia bipartidista española no iba a cambiar de la noche a la mañana.  ¿Qué futuro nos depara ahora?
Visto desde la teoría, en tiempos de crisis, lo primordial parece ser el salir de esta, es decir, lograr crecer. Para ello la herramienta utilizada históricamente es un fuerte intervencionismo estatal, de tintes autárquicos y poco considerado en lo social. Tender hacia un liberalismo puro y duro que asegure, ante todo, el crecimiento, sea como sea, nunca pensando a largo plazo. Desde Hitler o Mussolini, hasta Lenin con su NEP, pasando por el menos intervencionista New Deal de Roosevelt, han seguido estas matrices. Por lo tanto, la subida al poder de la derecha, de acuerdo con esta teoría, supondría lo más adecuado para estos tiempos de recesión. No obstante, la deducción, para mí, es método de vagos y cobardes.
La subida al poder del gobierno que ha subido y en particular del nuevo presidente, me hace plantearme serias dudas. En una España desordenada, dividida y sin rumbo, no veo al señor Mariano Rajoy como una persona con arrestos para poner orden y encaminar al país hacia una salida. Es más la veo como una persona sin carácter y fácilmente influenciable,  que posiblemente quedará sujeta o a los intereses de Europa o a los de otros miembros de su propio partido. Desde luego, saldrá un gobierno mejor preparado que el antecesor (no va a ser muy complicado superarlo) del cual se rumorea, contará con numerosos tecnócratas. A pesar de toda la "fuga de cerebros" que haya podido haber, España todavía cuenta con gente preparada y profesional, el núcleo del problema se encuentra en la ausencia de líderes políticos preparados en los que el pueblo confíe. El gran circo de la democracia española...
En medio de todas estas divagaciones, recordé que cuando en la asignatura de ética hablábamos de organización política de las sociedades, nos presentaban a la democracia no como el mejor sistema, sino que como "el menos malo". Similar al nuevo gobierno. Por ello, me apeteció sacar de vuelta unos breves apuntes sobre uno de los mayores filósofos de la historia y también uno de los mayores críticos de la democracia: Platón.
Platón desarrolla una muy viva crítica a la democracia. En lo esencial, ésta se funda en los siguientes argumentos:
*la masa popular (hoi polloi) es asimilable por naturaleza a un animal esclavo de sus pasiones y sus intereses pasajeros, sensible a la adulación, sin constancia en sus amores y odios; confiarle el poder es aceptar la tiranía de un ser incapaz de la menor reflexión y rigor;
*cuando la masa designa sus magistrados, lo hace en función de unas competencias que cree haber observado -cualidades oratorias en particular- e infiere de ello la capacidad política;
*en cuanto a las pretendidas discusiones en la Asamblea, no son más que disputas que oponen opiniones subjetivas inconsistentes, cuyas contradicciones y lagunas traducen su insuficiencia.
En resumen, la democracia es ingobernable. Su desorden conduce a la tiranía y fomenta la inmoralidad de cada uno. La argumentación que sostiene esta refutación plantea un problema político capital: el de la relación entre el Saber y el Poder. (http://www.filosofia.net/materiales/tem/platon.htm)

Y así, en medio de una incierta reflexión concluyo mi entrada. Ahora bien planteo un último interrogante: cansados de no tener soluciones, ¿no es hora de que las creemos nosotros mismos?

domingo, 13 de noviembre de 2011

Crisis de campaña

Que fastidiado esto de los adelantamientos... ¡Las elecciones son ya no más! Pero que horror de campaña... ¡si no ha habido nada! Ni el tengo una pregunta para usted, con el café de Zapatero o el sueldo de Rajoy, ni una campaña con eslogans prometedores (ESPEjo de todo, o el "Navarra sí" de UPN por contraposición al Nafarroa Bai) y algun que otro lapsus, ni el bigotitos cebándose con sus particulares declaraciones de veterano u otras viejas glorias transmitiéndonos su parecer de la situación, ni las cejas de ZP, ni un "¿por qué no te callas?", ni un debate entretenido, ni siquiera una parodia buena... al menos antes alguna anécdota que otra quedaba... Desde luego, lo más remarcable de la campaña han sido estas declaraciones del presidente de Baleares. Se le pone a uno una sonsrisa en la cara...





Para todos los demás políticos, asesores, publicistas, afiliados, militantes... y demás personajes de mala calaña me gustaría dedicarles este poema de Rafael Alberti:

EL ABURRIMIENTO

Me aburro.
Me aburro.
Me aburro.
¡Cómo en Roma me aburro!
Más que nunca me aburro.
Estoy muy aburrido.
¡Qué aburrido estoy!
Quiero decir de todas las maneras
lo aburrido que estoy.
Todos ven en mi cara mi gran aburrimiento.

Innegable, señor.
Es indisimulable.
¿Está usted aburrido?
Me parece que está usted aburrido.
Dígame, ¿adónde va tan aburrido?
¿Que usted va a las iglesias con ese aburrimiento?
No es posible, señor; que vaya a las iglesias
con ese aburrimiento.

¿Que a los museos –dice—siendo tan aburrido?
¿Quién no siente en mi andar lo aburrido que estoy?
¡Qué aire de aburrimiento!
Lo aburrido que estoy.
Y sin embargo… ¡Oooh!
He pisado una caca…
Acabo de pisar --¡Santo Dios!—una caca…
Dicen que trae suerte el pisar una caca…
Que trae mucha suerte el pisar una caca…
¿Suerte, señores, suerte?
¿La suerte… la… la suerte?
Estoy pegado al suelo.
No puedo caminar.
Ahora sí que ya nunca volveré a caminar.
Me aburro, ay, me aburro.
Más que nunca me aburro.
Muero de aburrimiento.
No hablo más…
Me morí.


Uy, se me olvidó que la política no era un circo...