1. ¿Por
qué crees que las tasas de desempleo juvenil en Navarra son de casi un 25%?
Bueno, antes de nada, la respuesta más lógica a por qué hay
desempleo es porque no hay trabajo. Obviamente, la economía se encuentra en
crisis y ha bajado la producción y consecuentemente
el empleo. Además, dentro del crisol del
paro, los jóvenes son el grupo más vulnerable (el segundo más vulnerable son
las mujeres…), dado que, ya que se contrata poca gente, las empresas van a
preferir siempre a gente con experiencia laboral, cuya incorporación sea fácil
y rápida. Contratar a un joven supone toda una labor de adiestramiento, en el
cual las empresas a día de hoy no están dispuestas a invertir.
Ahora bien, ¿por qué se profundiza tanto el problema en la
juventud española? España, con casi un 47% de paro juvenil, es el país líder en
cuanto a desempleo entre la juventud en la Unión Europea cuya media es de 21,
4%. Cierto que España también presenta unos de los niveles de desempleo más
elevados, y consecuente proporcionalidad, el grupo vulnerable va a encontrarse
en niveles muy elevados de desempleo.
No obstante, si nos ponemos a analizar otros condicionantes,
en mi opinión existe aún otro agravante a la precaria situación laboral
juvenil, y este reside en la misma juventud. Europa, España, y en muy gran
medida Navarra, en los últimos 30-40 años, se han acostumbrado a una sociedad
del “Estado del Bienestar” utópica, y han adoptado una mentalidad de
acomodamiento, hedonismo e irresponsabilidad. No nos gusta ensuciarnos las
manos, y es probable que a muchos se le hayan presentado distintos empleos,
habiéndolos rechazado por considerarlos precarios, y muy lejos de su ideal de
1200 euros al mes, 2 meses de vacaciones, y vida tranquila. El español prefiere
pasarse el día quejándose de que no puede encontrar un “buen” (perfecto)
empleo, que aceptar un trabajo de operario en la línea de una fábrica, por
ejemplo.
El navarro está anquilosado y podrido en el vicio. Otro ejemplo, se ha
hablado también mucho de “fuga de cerebros”, pero nunca exentos de exageración.
Vista la situación que vive nuestra economía, aún son muy pocos los españoles
que se han decidido a lanzarse a la “aventura” al extranjero. En 2011, 42.127 españoles salieron al extranjero, lo que
vendría a ser solo un 0,89% de las cerca de 4.750.000 personas paradas
en enero de ese año, si suponemos que todos ellos estaban en paro. Y, por
ejemplo, la inmigración española en dirección a la Europa reconstruida tras la
Segunda Guerra Mundial, entre los años 1959-1973, fue de más de un millón de
personas lo que hace una media de 71.429 personas de media que emigraban cada
año, y teniendo en cuenta que en 1970 la población de España era de 30,5 millones…
Es muy fácil encontrar en nuestro entorno esa falta de
cosmopolitismo tan típica del navarro, donde muy pocos (y ya desde antes de la
crisis http://yaq.es/breves/pocos-estudiantes-espanoles-estudian-el-extranjero)
van a estudiar al extranjero, y ni tan siquiera fuera de Pamplona. Me basta con
observar mi antiguo grupo, graduado este pasado junio: de familia acomodada la
práctica mayoría, tan solo 4 de los casi 120 alumnos han optado por estudiar
fuera, 3 a San Sebastián y uno a Madrid. Los motivos creo que desde falta de
iniciativa e ímpetu propios, temor a irse fuera de la casa materna, o lo que me
parece aún más grave, temor a dejar Pamplona.
La falta de emprendedores en España también es una realidad. Cuando un universitario español acaba su formación
académica, solo el 12% intenta montar su propia empresa, mientras que por
ejemplo, en una encuesta a una muestra de estudiantes de último año de economía
de la Universidad de Buenos Aires, un 70% afirma que aspira a ser emprendedor. Y desde luego que, pese a todo, Argentina es
un país de una potencialidad económica muy superior a España.
2. ¿Cómo
crees que se puede mejorar la situación actual de la juventud ante el empleo?
(propuestas, alternativas, soluciones)
En mi opinión el joven no sabe “lo que vale un peine”, y por
ello un cambio de mentalidad es necesario. A parte de todas las medidas
económicas que se puedan llegar a tomar, yo creo que un paso importante a dar,
y que está en nuestras manos efectuarlo, es orientar la movilización política
de una forma más radical. Lo que quiero decir, es que, para empezar, antes de
salir a las calles a “empapelarlas” o “grafitearlas”, convendría que esos
jóvenes militantes sepan a ciencia cierta por qué “empapelar” o “grafitear”. Estoy
a favor de una profundización en la educación del movimiento político juvenil,
como máxima prioridad, mucho anterior a la “acción directa”.
El joven navarro tiene que aprender que mientras siga
viviendo en Navarra, es y va a seguir siendo un pequeño(o gran)-burgués, y que
eso a los que muchos llaman trabajos precarios u opresión, es el trato tan solo
los más afortunados de los países en vías de desarrollo reciben.
3. ¿Qué
es participar? -¿La juventud en Navarra participa o no? ¿De qué forma lo hace?
- ¿Creéis que es importante que los jóvenes participen en asuntos de su
incumbencia? ¿Qué les aporta este hecho?
Participar, para mí, es “tomar partido de”, “involucrarse”,
interesarse por e intervenir en su desarrollo o funcionamiento. En mi opinión,
la juventud navarra sí participa, pese a que la mayoría, pesimista, no lo vea
así. He podido conocer distintas juventudes de distintos lugares, y si de algo
me enorgullezco de los jóvenes navarros es de nuestra buena educación, y
consecuente interés por los distintos ámbitos económicos, políticos o sociales,
pese a que aún creo que haya deficiencias. Además el panorama político en el
que se ha visto involucrado Navarra también ha ayudado a ello, y hago
referencia con ello al conflicto nacionalista.
Los jóvenes, como cualquier adulto, son ciudadanos y como tal
están en el deber y obligación de involucrarse y participar de los asuntos de
la “polis”. Es muy frecuente la marginación del sector juvenil por considerarlo
inmaduro para tratar asuntos de “mayores”, lo cual viene a ser un gran error
pues son las generaciones más jóvenes las que deberán de desbancar a las
antiguas, son ellas las que aportarán nuevas ideas y proyectos de organización
social, y son ellas quien en un futuro estarán a cargo del mundo.
Es primordial que los jóvenes participen de los asuntos de su
incumbencia, pero aún más primordial es que participen de los que son de
incumbencia general. El ciudadano está en el deber de trabajar por la sociedad,
y su compromiso es el mínimo aporte que este le puede hacer. La sociedad se lo
retribuirá, haciéndole madurar, aprender, y abrir su mente.
4. ¿Por
qué creéis que se participa poco? (en el caso de que se piense que se participa
poco) ¿Está cambiando la crisis la forma de participar de las y los jóvenes?
¿De qué forma?
No
creo que se participe poco, creo que se ha hecho una importante labor por el
compromiso juvenil y esta ha dado sus frutos. Por otra parte, sí que es verdad
que a consecuencia de la crisis se ha despertado mucho más el interés de los
jóvenes por política, pero al mismo tiempo creo que esta “revuelta anti-crisis”
se ha teñido muy de raíz de un fuerte nihilismo. Pese a que he presumido antes
de la buena educación de los navarros, aún considero que esta no es suficiente,
y me avergüenzo de cómo la demagogia y la superficialidad o el discurso
político “de memorieta” ha tenido fuerte cabida en el movimiento juvenil.
Creo
que el joven, aún vive la política, muy desde la teoría, y es que un joven
mucha experiencia de vida no puede tener. Lo que ocurre es que en muchos
sentidos no le gusta admitir sus errores, pero sí criticar y echar la culpa a
los demás, es decir, le gusta quitarse responsabilidades. Y resulta imposible empezar a aprender lo que uno piensa
que ya sabe.