miércoles, 18 de enero de 2012

No quiero hablar sobre Fraga

Ayer el mundo (España) pareció volcarse en torno al fallecimiento de una de las figuras políticas no sé si podríamos decir de las más importantes (eso, supongo, depende de subjetividades), pero al menos una de las más populares de la política española de los últimos 40 años. Como ya es costumbre, en nuestra anquilosada y relativamente amada España, hasta el color del cielo sirve de tema de debate ideológico-político e incluso hasta moral. La muerte de este particular sujeto, no iba a ser menos.
Los unos, los de casa, en un alarde de patriotismo y emoción, han querido mostrar de forma exacerbada el profundo amor y apego que sentían por este personaje. Un héroe de España, un reformista, sin el cual no podríamos concebir la democracia actual, y al fin y al cabo, todo un modelo a seguir. Los otros, más moderados, han preferido no mojarse demasiado (tampoco es que estén como para chapuzones), y han destacado la habilidad que tuvo este señor para adaptarse a los "nuevos tiempos". "Supo cambiar", decían. Y por último, no podrían faltar los más "contestatarios". Estos, como harían con cualquier otra persona del mismo "calibre", han expresado su total desprecio hacia esta "nefasta" figura, criminal de guerra y enemiga de la democracia, según ellos. "No le debemos nada", clamaban indignados. Ya casi una tradición española, la heterogeneidad y la discrepancia acerca del pasado, se han hecho pues, otra vez visibles.
Pero no. No me apetece hablar sobre Fraga. Sobre quién era, qué fue o que hizo. Los medios de comunicación ya nos van a repetir demasiado lo bueno, lo malo o lo ambiguo que fue. Ayer por la tarde sentí que necesitaba escribir sobre otro tema.
Era julio, cuando llegué a Buenos Aires, al, casi diría minúsculo, aeropuerto de Ezeiza, teniendo en cuenta que debe de abastecer  todos los vuelos al extranjero de los más de 12 millones de personas que habitan el Gran Buenos Aires. De todos modos, no creo que la gran mayoría pueda permitirse el realizar un vuelo internacional. No quisiera extenderme mucho en mi relato, tan solo quiero retener una simple imagen. Llego ya al centro de la ciudad porteña, el lujoso barrio de la Recoleta, la espléndida Casa Rosada, con la bandera albiceleste siempre ondeando con el viento proveniente del río de la Plata, el magnífico estadio de River Plate, y entonces a los lados de la carretera se extiende, como si de un prado de desolación se tratara, la miserable "villa 31". Habladores como son los argentinos, el taxista me preguntaba que cómo andábamos con la crisis que hay ahora en Europa. "Mal", le contestaba yo entrecortado. No podía parar de mirar por la ventana. "De la ostentación y el lujo a la miseria y la pobreza en menos de 5 minutos", pensé. Sentí entonces una profunda vergüenza.
Recuerdo ahora más que nunca aquel libro de Eduardo Galeano, "Las venas abiertas de América Latina". Llevo ya 6 meses en Argentina y ya he podido comprobar como resulta mucho más duro ver la cruda realidad con tus propios ojos que leer acerca de ella. Ya empiezas a pensar que egoísta que eres cuando tan solo sales a la calle en contra de recortes, despidos,... creyéndote el rebelde máximo... Existiendo el panorama que existe. Supuestamente en Occidente estamos en la peor crisis de nuestra historia, y los "países emergentes", en auge, van a ser quienes dirijan la economía mundial en unos años. Pero en Occidente no nos morimos de hambre, ni de enfermedades y todavía nos vamos de rebajas o a cenar fuera, y la mayoría tenemos una casa donde vivir...
 Es muy fácil construir la revolución desde el sofá de tu casa. Al fin y al cabo, ¿quiénes son los que verdaderamente dan pasos firmes por el cambio del mundo? ¿Sindicalistas acomodados de los países occidentales? Mi última intención es minusvalidar el movimiento reinvindicatorio en los países primermundistas, simplemente creo en la necesidad de orientarlo hacia la solidaridad y no hacia el nihilismo. Hacia el salir a la calle por todo@s y no por mí. ¿Acaso no son los verdaderos revolucionarios, los voluntari@s que cada día se juegan el pellejo en países y barrios sumidos en la pobreza, el hambre y la delincuencia?
Hace algunos meses que recibí la noticia de que el Drogas de los Barricada, había estado en Nicaragua con la Fundación Juan Bonal, con la que colaboré. Todos los trabajos de sensibilización de la ONG han sido siempre una obra de arte, este videoclip musical no es menos. Su particular granito de arena que todos podemos aportar con simplemente realizar un donación, apadrinar a un niño... "Que es que estamos muy fastidiados con la crisis", dirá más de uno... ¿Qué es crisis que te recorten el sueldo y te tengas que conformar con comer pollo en vez de pavo en Navidad?, ¿Que ya no te atiendan con la misma rapidez en los hospitales?, ¿Que te despidan?. Que se acerquen por Buenos Aires, por Nicaragua, por el África Subsahariana para que vean de verdad lo que es crisis. 24 mil muertos diarios por hambre, más de un millón y medio de muertos por año infectados de VIH, países con una esperanza de vida inferior a los 40 años, el analfabetismo en los países subdesarrollados, eso si es crisis.

Sin embargo, las portadas de los periódicos (españoles, argentinos,...) han preferido darle más importancia a otras crisis. No quiero hablar sobre Fraga, existen demasiadas otras cosas que deberían de ser habladas antes...



ONG's en marcha: 
Fundación Juan Bonal

  

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