lunes, 12 de diciembre de 2011

Merkozy y la rabieta del "antieuropeo"


       
      
  
       Los sistemas bancarios de las economías de la eurozona han estado en las últimas semanas al borde del colapso. Dos episodios han reducido las probabilidades de un desenlace tal: la concreción de propuestas de integración fiscal en la cumbre europea y, por supuesto, el anuncio coordinado de los bancos centrales de apoyo excepcional a la liquidez. No obstante, ha sido otro suceso el que ha ocupado los titulares de periódicos estos días. El menos europeísta de los países de la UE, Reino Unido, ha suscitado la polémica al vetar los recientes acuerdos llevados a cabo el pasado jueves en Bruselas.

Suena como a nuevo desfalco en la UE, pero, sin embargo, el ahora tan popular sistema Merkozy ha logrado una de sus mayores victorias uniendo a Europa en detrimento de los “inaceptables” británicos. La tan temida ruptura entre el bloque de los 17 países del euro y los 10 restantes, con la consecuente apertura de un amplio menú de velocidades (de crecimiento), finalmente,  no se produjo y es más, fueron los países más pequeños quienes mostraron mayor indignación para con las reivindicaciones autonomistas que defendió el primer ministro conservador, David Cameron.

El rechazo de un acuerdo que busca el “déficit cero”, el equilibrio presupuestario o la coordinación de los distintos bancos centrales en vistas a lograr mayor liquidez (muchos bienes inmuebles pero poco dinero en efectivo, necesario para pagos y préstamos, por lo que los distintos gobiernos realizarían continuos aportes a distintos fondos), y que al fin y al cabo ha ido orientado a lograr una mayor integración fiscal, no ha tenido una acogida unánime en Gran Bretaña. Desde luego es indiscutible el aluvión de parabienes que ha recibido Cameron, que ha conseguido que quienes hasta ahora criticaban a la UE pero admitían la necesidad de estar dentro empiecen a hablar de las ventajas de estar fuera.  Sin embargo, la paradoja es clara: ¿Qué hace el liberalismo, europeísta, en coalición con un Gobierno como este? El que resultó tan carismático durante la campaña política, Nick Clegg, y que hizo del Partido Liberal Demócrata la 3ª fuerza política del Reino Unido, se ha convertido desde hace tiempo en un cadáver. El incumplimiento de sus promesas electorales al subir las tasas universitarias o aceptar un ajuste presupuestario bastante más radical de lo esperado, llevaron a los liberales a perder el referéndum sobre la reforma electoral, principal objetivo político del partido, que buscaba acabar con un sistema no proporcional, favorable al bipartidismo de Conservadores y Laboristas.

    Con Gran Bretaña como solitario desertor, las autoridades europeas parecen sentirse más relajadas. Sin embargo, el referéndum en Irlanda y las elecciones en Francia, hacen temer lo peor a los más escépticos.
     



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