domingo, 19 de junio de 2011

Ta zer da gaitzesgarri?












A mediados de semana podíamos ver como una repetición de lo que ocurrió la semana anterior con el diputado popular Carlos García, pero a mayor escala. Unos 2000 supuestos miembros de los llamados "indignados" intentando evitar a toda costa que los diputados catalanes pudieran entrar en el Parlement, gritando, insultando, pintando e incluso agrediendo. Suceso que los medios de comunicación y los políticos han aprovechado para criminalizar todo el movimiento del 15 M. Suceso que ha manchado toda la movilización pacífica de no violencia, de no molestar, de convivencia con todo el que se pudiera ver afectado, rasgos que tanto han estado afectando a las autoridades al no poder echarles nada coherente en cara.
Y, ¿acaso no fue lo del miércoles un acto de lo más primitivo? No creo que ni siquiera supieran a quién insultaban y gritaban ni de qué partido eran, simplemente increpaban con todo el que se acercaba. Y, ¿por qué increpaban de esta manera tan salvaje?: "Porque no estamos de acuerdo con lo que se va a pactar en el Parlament". Y ahí paraban de hablar. Entonces una de dos, o la tele quiso censurarlos por su peligroso carisma revolucionario o simplemente no sabían qué coño hacían ahí a parte de faltar al trabajo o al insti para fumarse unos petas con los colegas y echarse unas risas zarandeando a unos apoquinados políticos. Es innegable que más de uno de nuestros políticos se merece que le peguen una buena hostia...o dos. Pero al utilizar la violencia pierdes toda la razón, te conviertes en algo tan despreciable como el político corrupto al que criticabas y denunciabas. Ya han hablado los que podríamos decir que son los inspiradores del movimiento "Democracia real ya", Stéphane Hessel y José Luis Sampedro, y ambos han coincidido que en la sociedad moderna y principalmente en nuestro primer mundo la única forma de lucha que tiene cabida es la no violencia.
Coincidió que el mismo día salió la noticia de que 2,35 millones de españoles no tienen lo suficiente para comer a diario. Quizá esta sea la verdadera línea que nunca se debía de haber pasado y no lo del Parlament. Pero una cosa no justifica a la otra.

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