domingo, 18 de septiembre de 2011

Hausnarketa


- En los últimos 3 meses me he acostado con 15 chicos diferentes.
- Y, sin embargo, sigues sintiendo que tu vida es una mierda...
- En el fondo sé que no me llena... la verdad, me siento utilizada y, a veces, terriblemente vacía.
- Y ¿por qué lo haces?
- No sé... el que un chico me acaricie, me bese... no sé, me hace sentir que hay alguien que me quiere, que hay alguien que me ama. Luego me doy cuenta de que todo es una ilusión, una sombra, una ficción.
En los últimos años el número de suicidios se ha multiplicado vertiginosamente. Dicen que asistimos a una crisis mucho más profunda que la crisis financiera. Dicen que es la crisis de un modelo de desarrollo ambientalmente insostenible, de un modelo económico socialmente injusto y de un modelo político en el que los partidos gobernantes, supeditados a los poderes económicos, han pervertido la esencia de la política y de la democracia cambiando el gobierno de la ciudadanía por el de los mercados financieros. Pero pocos llegan a la radicalidad, todavía resulta tabú, quizás nos dé vergüenza el decir que la moral del hombre contemporáneo se pudre, que el vacío nos atormenta y que la crisis de valores nos revienta.
Acostumbrados a confundir el éxito con la felicidad. Invadidos por un sentimiento de apatía, carentes de valores, degradados por el absurdo de nuestro propio destino, nada tiene ya importancia. Íntimamente ajenos al alcance de nuestros actos. Necesitados de todo, sin que nos falte nada, ¿qué buscar?, ¿por qué luchar? Las drogas no te dejan ver más allá. Acostumbrados a confundir el éxito con la felicidad. Y entonces, como Mersault¹, te transformas en un extranjero que juzga y remueve los fantasmas de una sociedad angustiada, cuya moral carente de sentido regula la vida de un todo social. Pensamos en reconstruir la sociedad sin primero reconstruirnos a nosotros mismos. Se nos nubla el pensamiento. Acostumbrados a confundir el éxito con la felicidad.
UNICEF acaba de publicar un estudio según el cual, los niños británicos son los más infelices entre los menores de países desarrollados. El consumismo parece ser la raíz. Y los altercados de hace unas semanas, barrios incendiados, comerciantes que lo han perdido todo, en algunos casos, incluso la vida simplemente por intentar proteger lo que era suyo, todo esto ¿por qué?: ¿Por la difícil situación de la juventud inglesa? No. Entonces, ¿quizá por solidaridad para con otros más desfavorecidos? No. Una panda de niñatos descerebrados quería un nuevo “iPod”, una nueva “play”, una nueva “Blackberry”… De ahí que no se produjeran más que asaltos a tiendas de electrodomésticos y ropa. Como he dicho antes, íntimamente ajenos al alcance de nuestros actos, centrados en nuestro ego personal, en nuestro superyó, buscamos la felicidad en lo material. Y, sin embargo, nunca te sacias, ¿por qué será?
Engañados sin saberlo, la radio no calla y el dolor de cabeza se hace cada vez más fuerte. Y cuando te quieres dar cuenta ya estás muerto, ya estáis muertos, ya estás muerto, ya estás muerto, ya estáis muertos, muertos, muertos. Acostumbrados a confundir el éxito con la felicidad… 

¹ Mersault: protagonista de la novela “El extranjero”, de Albert Camus.

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